jueves, 25 de febrero de 2010

Para los insaciables

Para cuando sentís que no te alcanza, para cuando querés probar cosas nuevas, para cuando querés crucificarte de tanto porro, ahí va la receta:

Paso 1: Vas a armar un tradicional porro, más bien largo y grueso. Y otro más cortito y un poco más fino pero tampoco la pavada. Los tamaños van a gusto, lo importante es respetar esas proporciones.



Paso 2: Una vez armados y cerraditos ambos, con un sacacorchos, una uña de gato, un clip robado de la oficina o cualquier objeto puntiagudo-filoso que tengas a mano, vas a hacerle un agujero de lado a lado en un punto situado en 1/3 del porro largo, ojo, sin romperlo del todo! Solo agujerearlo!



Paso 3: Luego de agujereado, tomarás el porro pequeñín y lo introducirás a través del agujero del porro grande, tratando de dejarlo justo hasta la mitad. Entonces, verás formada una cruz (si fumás antés de hacerlo, te va a quedar más o menos así de despareja - y te vas a olvidar de sacar las fotos de los pasos intermedios -):


Paso 4: Una vez hecha la cruz, te vas a encargar de que todo el humo que generará el porro grande no se vaya por el agujero. ¿Cómo hacemos eso? Cortando pedacitos de la parte pegable de la seda, mojándolos y envolviendo la unión de la cruz con muchos de ellos. Finalmente, quedará así (la diferencia es sutil pero importante!)


Paso 5: Prender las puntas una a una, o las tres a la vez con colaboración ajena (esta opción es radicalmente mejor, aspirá profundo y vas a sentir un "uuuuuu" de emoción)